Artículo: Cómo elegir el protector solar perfecto

Cómo elegir el protector solar perfecto
El protector solar es un básico imprescindible en cualquier rutina de cuidado facial, incluso en los días nublados. La radiación solar está presente durante todo el año y puede causar manchas, arrugas y reacciones en las pieles sensibles. En los casos más graves, la exposición sin protección puede derivar en melanoma, cáncer de piel.
¿Sabías que los rayos UVA y UVB son una de las principales causas del fotoenvejecimiento? Por eso, usar un buen protector solar a diario no es opcional, es esencial.
Ahora bien, ¿cómo elegir el ideal según tu piel? Aquí te contamos los aspectos clave para encontrar el protector solar perfecto para ti.
Elige el FPS adecuado
Nosotras apostamos por una protección solar alta para el rostro: siempre SPF 50+. Aunque el FPS (Factor de Protección Solar) indica el tiempo que la piel puede estar expuesta al sol sin quemarse, creemos que cuando se trata del cuidado facial, lo mejor es no escatimar en protección. Un SPF 50+ ofrece una defensa más completa frente a los rayos UVB y es la mejor opción para mantener la piel sana y protegida cada día.
Además, asegúrate de que tu solar ofrezca protección de amplio espectro, es decir, que también cubra los rayos UVA, responsables del fotoenvejecimiento. Algunos protectores incluso incluyen filtros frente a infrarrojos y luz azul, ideales si pasas tiempo frente a pantallas o vives en ciudades con alta contaminación.
Conoce tu tipo de piel
No todos los protectores solares se comportan igual en cada tipo de piel. Este es un punto clave para evitar brillos, brotes o sensación de pesadez:
- Piel grasa o mixta: Busca fórmulas ligeras, en textura fluida o gel, que no dejen residuo blanco ni obstruyan los poros.
- Piel seca: Elige protectores solares con ingredientes hidratantes como el ácido hialurónico.
- Piel sensible o con tendencia a rojeces: Apuesta por solares suaves, sin fragancias, y si es posible, con ingredientes calmantes o antioxidantes.
- Piel con manchas o tendencia a la pigmentación: Necesitas una protección alta (FPS 50+), con filtros fotoestables y antioxidantes que prevengan el daño oxidativo.
Fíjate en la textura
La textura del protector solar afecta no solo cómo se siente sobre la piel, sino también su adherencia y duración. Algunas opciones comunes:
· Fluido: Textura ligera, de rápida absorción y sin sensación grasa. Ideal para pieles mixtas o grasas que buscan un acabado natural.
· Crema: Más rica y nutritiva, aporta confort y elasticidad, especialmente recomendada para pieles secas o con tendencia a la tirantez.
· Gel o agua solar: Ultraligero, fresco y cómodo. Perfecto para climas cálidos, pieles con tendencia acneica o quienes prefieren una sensación imperceptible.
· Stick: Muy práctico para reaplicar durante el día en zonas localizadas como nariz, mejillas, labios o tatuajes.
Considera qué es lo que más necesita tu piel
Hoy en día, muchos solares son también tratamientos cosméticos. Puedes elegir uno que además de proteger, trate tus principales preocupaciones:
- Antiedad: Busca antioxidantes como la vitamina C, vitamina E o péptidos como la carnosina, que combaten los efectos de la oxidación y la glicación.
- Hidratación: El ácido hialurónico de alto peso molecular aporta confort inmediato y ayuda a mantener la barrera cutánea.
- Luminosidad: Ingredientes como la vitamina C o fórmulas con subtonos neutros u oliva pueden mejorar visualmente el tono de la piel.
¿Y si existiera un solar que lo reuniera todo?
Hoy en día hay opciones que combinan protección solar avanzada, hidratación y tratamiento antiedad. Un buen ejemplo de esto es THE RADIANT SILK SUNSCREEN SPF 50+, una crema sedosa que se funde con la piel sin dejar rastro blanco. Su fórmula incluye ácido hialurónico, vitaminas C y E, y carnosina, para proteger, hidratar y tratar los signos del envejecimiento desde un solo gesto.
Además de su efecto blur que minimiza los poros, protege frente a UVA, UVB, IR y luz azul, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan una protección completa sin renunciar a la sensorialidad y la estética.